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Aprender a escribir es algo que no se hace de la noche a la mañana. Tampoco se puede creer en eso de que el escritor nace. Tal vez haya quienes vienen al mundo con una divina predisposición a la literatura, con habilidades que les hacen más fáciles las tareas que debe cumplir quien quiere convertirse en literato. Pero hay algo claro e ineludible: quien quiere ser escritor debe trabajar mucho, y muy duro.

En La forja de un escritor relato el largo trajinar que vive, por no decir padece, cualquier persona cuando se deja absorber por los libros. Estos tienen una extraña sustancia que se pega a la piel y que no deja que uno los suelte. Algunos pueden sentirlo como húmedo salitre caliente que llega a gustar, otros lo sufren como el veneno que inyecta en la sangre la jeringa de una droga prohibida. Tal es el relato que se cuenta en el libro mencionado. Rubén, el protagonista, se deja caer en el vicio de la lectura y cada vez lo siente más apremiante, tanto, que termina en el vicio de la escritura. Lo relata de forma tan cruda y difícil, que se requiere de un narrador externo, en este caso en tercera persona, que hable por él cuando él ya casi no puede. Y el narrador nos hace ver que lo que sufre el protagonista es una adicción tan fuerte como la que padece un adicto a las drogas que no puede dejar de leer ni de escribir, y que si lo hace sufre las mismas consecuencias que un adicto a las drogas exhibe cuando la abstinencia lo hace delirar. Grandes transformaciones se dan en la forma de ser y de pensar del adicto, a las drogas y a la literatura, al grado de no querer bañarse ni organizarse porque incluso no le hace falta salir más que para surtirse de más libros, y la ceguera del vicio de la lectura y la escritura lo va llevando por un camino tan oscuro que llega a olvidarse que en el mundo lo acompañan familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo. El mismo trabajo va perdiendo su valor, hasta que incluso lo pierde. Tales cosas pasan en La forja de un escritor, sí.

Este libro inclasificable, se puede leer en su contracarátula, «va a caballo entre el ensayo literario y la novela, el cuento y el aroma de poesía». Dos partes lo conforman: Sobre la lectura y Sobre la escritura. Por sus páginas desfilan personajes de la vida real, como familiares y amigos del autor (claro, convertidos en personajes), de la mano de otros, también reales, pero que, por su actividad literaria, y sobre todo por sus logros en dicho campo, se han convertido en mitos: Kundera, Eco, Forsyth, West, Trevanian, Robin Cook, Howard Fast, Raymond Carver, y decenas de autores más. De todos saca algo el autor que se declara forjado por la lectura y la escritura, y por ello es una obra de gran utilidad para los que buscan y se amañan en este camino». Dice el autor en el libro: «el verdadero mérito de un escritor no radica en producir libros, a veces en ingentes cantidades, sino en lograr hacer que su cerebro, amén de un esforzado ejercicio de lectura y práctica de la escritura, use unos recursos y piense de determinada forma, organizada, metódica —que personas que no son escritores no logran compaginar—, y traslade, transmute sus pensamientos en ideas que plasma en el papel». editado en su primera edición por el Fondo Editorial ITM, la segunda edición se puede adquirir en la tienda Amazon.

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